HE AQUÍ QUE YO SOY VIL
Vil- Persona malvada o que corresponde mal a la confianza que se deposita en ella.
(Job 40:4. RVR1960) He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé?Mi mano pongo sobre mi boca.
Si alguien en la Biblia tenia motivos propios de decir que era justo era Job, pues hasta el mismo Dios da testimonio en conformidad de las obras de Job:
Job 1:8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Cuando leemos el libro de Job, podemos notar que siempre defendió su “integridad”; pero cuando fue enfrentado a la santidad y sabiduría de Dios, recibió la suficiente luz como para admitir su propia condición.
No deseo hacer planteamientos teológicos como para impresionar intelectualmente a algunos, mas simplemente deseo hablar de una realidad que vivieron los santos en una experiencia cercana con un Dios Santo.
Históricamente algunas iglesias tienen un concepto erróneo de la santidad por cuanto creen que por una persona doblegar su voluntad, aceptando voluntariamente un cuerpo de dogmas y doctrinas, es santo. De esta manera, la mayoría de las iglesias hacen énfasis en la santidad del hombre y resbalan en creer que la salvación se obtiene por medio de la piedad (fe religiosa) y costumbres.
Por medio de la Santa gracia, la fe y el arrepentimiento obtenemos una nueva naturaleza espiritual la cual nos capacita para obedecer el evangelio de Cristo. Pero esa antigua naturaleza (el viejo hombre) queda derrotado, sometido a la nueva naturaleza.
Ese viejo hombre Santiago lo describe como la concupiscencia (Santiago 1:14) y Pablo lo describe como el aguijón (2 Corintios 12:7). En el bautismo del Espíritu Santo recibimos la segunda obra de gracia la cual nos da el poder para mantener al viejo hombre a raya y nos permite vivir en la santidad sin la cual nadie vera al Señor.
(Génesis 8:21.RVR1960) Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
Dios conoce nuestra condición y de antemano proveyó un medio “fuera de nosotros” para mediar con el problema del pecado EN nosotros, su Hijo Jesucristo.
No se porque los cristianos cuando hablan de pecado se limitan a pensar de que pecado es solamente fornicación, adulterio u homosexualismo. Pecado significa fallar en dar en el blanco; yo lo simplifico y digo que el pecado en el cristiano es saber hacer lo bueno conforme al designo de Dios y no hacerlo.
Las iglesias conservadoras llevan a las personas a patadas y palos con un evangelio que, según ellos, no garantiza la salvación, basándose en conceptos errados de pecado, enfatizando en la santidad del hombre y no en la santidad de Dios
Por otro lado las iglesias modernas (contemporáneas) con sus conferencias de sicología barata, sanidad interior (ministración de emociones) conceptos de auto superación; no quieren trabajar llenos del Espíritu Santo con el mayor problema del hombre, la serpiente enredada es sus corazones que se llama pecado.
El rey David, el mayor icono del pueblo de Israel, un hombre conforme al corazón de Dios, cuando leemos Salmos 51 reconoce su naturaleza depravada al proclamar que fue concebido en pecado. David confeso que había pecado en su corazón y le pedía a Dios que esculpiera un corazón nuevo y soplara dentro de el, un espíritu recto.
Si navegamos en los salmos de David, nos podemos dar cuenta de que David confesaba que la cascabel malvada se encontraba enrollada en su corazón.
En mi experiencia como cristiano he aprendido que Dios en muchas ocasiones a escondido su rostro de mi y es cuando me he sentido como el ser mas miserable que pueda existir, ahí es cuando Dios nos sumerge en el pozo de la angustia y podemos reconocer nuestra miserable condición pecaminosa y que necesitamos depender de El.
¿A caso usted es tan orgulloso que no puede percibir el hedor de su pecado?
¿A caso usted ha progresado tanto en el orgullo, que se atreve a exaltarse a si mismo y declaran que la carne en la que usted habita es toda buena?
(1 Juan 1:8-10. RVR1960) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Yo les puedo asegurar que hay quienes se han alejado de lo que conocen como pecado, pero ninguno se ha marchado en el coche fúnebre puro y perfecto.
El verdadero hijo de Dios reconoce que el pecado esta ahí, odia ese pecado, le causa dolor y miseria; nunca adorna la corrupción de su corazón con una supuesta “sana doctrina,” una perfección a la cual los hombres le dan un significado tan absurdo que si yo tuviera la oportunidad de comprarla, no daría por ella ni un centavo.
Muchos religiosos piden que el fuego de Dios consuma a los pecadores, pero en realidad en donde tiene que caer el fuego consumidor de Dios es sobre las iglesias.
(2 Corintios 3:5. RVR1960) no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.
Cuando nos proponemos hacer la voluntad de Dios, pero comenzamos a buscar en los pasillos de nuestro corazón o en los rincones del alma, solo vamos a encontrar un fuego extraño de deseos carnales, de hacer las cosas para nuestro propio proposito.
Como cristianos competentes, para poder ser efectivos en la obra de Cristo, tenemos que buscar ese fuego que deshiela nuestros corazones; ese fuego que proviene del cielo:
(Hebreos 12:29. RVR1960) porque nuestro Dios es fuego consumidor.
David escucho hablar de la ley durante seis meses sin conmoverse. Pero cuando Dios envió al profeta Natán y salió el pecado de David a la luz, el fuego consumidor de Dios cayó sobre el, se escarcho su corazón helado, la palabra de Dios cobro vida en el y se arrepintió.
David permaneció por un tiempo frio y en una actitud pasiva para con Dios hasta que Dios prendió fuego santo en el.
¿Cuantos necesitamos que Dios prenda fuego Santo en nuestras vidas?
Gracia y Paz
Apóstol Juan Calo
Yom Teruah Ministries, Puerto Rico
CORREO ELECTRONICO: yomteruahministries@gmail. com
Copyright © 2013 All rights reserved Yom Teruah Ministries, Puerto Rico HC-03 Box 12308 Carolina, Puerto Rico 00987
Vil- Persona malvada o que corresponde mal a la confianza que se deposita en ella.
(Job 40:4. RVR1960) He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé?Mi mano pongo sobre mi boca.
Si alguien en la Biblia tenia motivos propios de decir que era justo era Job, pues hasta el mismo Dios da testimonio en conformidad de las obras de Job:
Job 1:8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Cuando leemos el libro de Job, podemos notar que siempre defendió su “integridad”; pero cuando fue enfrentado a la santidad y sabiduría de Dios, recibió la suficiente luz como para admitir su propia condición.
No deseo hacer planteamientos teológicos como para impresionar intelectualmente a algunos, mas simplemente deseo hablar de una realidad que vivieron los santos en una experiencia cercana con un Dios Santo.
Históricamente algunas iglesias tienen un concepto erróneo de la santidad por cuanto creen que por una persona doblegar su voluntad, aceptando voluntariamente un cuerpo de dogmas y doctrinas, es santo. De esta manera, la mayoría de las iglesias hacen énfasis en la santidad del hombre y resbalan en creer que la salvación se obtiene por medio de la piedad (fe religiosa) y costumbres.
Por medio de la Santa gracia, la fe y el arrepentimiento obtenemos una nueva naturaleza espiritual la cual nos capacita para obedecer el evangelio de Cristo. Pero esa antigua naturaleza (el viejo hombre) queda derrotado, sometido a la nueva naturaleza.
Ese viejo hombre Santiago lo describe como la concupiscencia (Santiago 1:14) y Pablo lo describe como el aguijón (2 Corintios 12:7). En el bautismo del Espíritu Santo recibimos la segunda obra de gracia la cual nos da el poder para mantener al viejo hombre a raya y nos permite vivir en la santidad sin la cual nadie vera al Señor.
(Génesis 8:21.RVR1960) Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
Dios conoce nuestra condición y de antemano proveyó un medio “fuera de nosotros” para mediar con el problema del pecado EN nosotros, su Hijo Jesucristo.
No se porque los cristianos cuando hablan de pecado se limitan a pensar de que pecado es solamente fornicación, adulterio u homosexualismo. Pecado significa fallar en dar en el blanco; yo lo simplifico y digo que el pecado en el cristiano es saber hacer lo bueno conforme al designo de Dios y no hacerlo.
Las iglesias conservadoras llevan a las personas a patadas y palos con un evangelio que, según ellos, no garantiza la salvación, basándose en conceptos errados de pecado, enfatizando en la santidad del hombre y no en la santidad de Dios
Por otro lado las iglesias modernas (contemporáneas) con sus conferencias de sicología barata, sanidad interior (ministración de emociones) conceptos de auto superación; no quieren trabajar llenos del Espíritu Santo con el mayor problema del hombre, la serpiente enredada es sus corazones que se llama pecado.
El rey David, el mayor icono del pueblo de Israel, un hombre conforme al corazón de Dios, cuando leemos Salmos 51 reconoce su naturaleza depravada al proclamar que fue concebido en pecado. David confeso que había pecado en su corazón y le pedía a Dios que esculpiera un corazón nuevo y soplara dentro de el, un espíritu recto.
Si navegamos en los salmos de David, nos podemos dar cuenta de que David confesaba que la cascabel malvada se encontraba enrollada en su corazón.
En mi experiencia como cristiano he aprendido que Dios en muchas ocasiones a escondido su rostro de mi y es cuando me he sentido como el ser mas miserable que pueda existir, ahí es cuando Dios nos sumerge en el pozo de la angustia y podemos reconocer nuestra miserable condición pecaminosa y que necesitamos depender de El.
¿A caso usted es tan orgulloso que no puede percibir el hedor de su pecado?
¿A caso usted ha progresado tanto en el orgullo, que se atreve a exaltarse a si mismo y declaran que la carne en la que usted habita es toda buena?
(1 Juan 1:8-10. RVR1960) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Yo les puedo asegurar que hay quienes se han alejado de lo que conocen como pecado, pero ninguno se ha marchado en el coche fúnebre puro y perfecto.
El verdadero hijo de Dios reconoce que el pecado esta ahí, odia ese pecado, le causa dolor y miseria; nunca adorna la corrupción de su corazón con una supuesta “sana doctrina,” una perfección a la cual los hombres le dan un significado tan absurdo que si yo tuviera la oportunidad de comprarla, no daría por ella ni un centavo.
Muchos religiosos piden que el fuego de Dios consuma a los pecadores, pero en realidad en donde tiene que caer el fuego consumidor de Dios es sobre las iglesias.
(2 Corintios 3:5. RVR1960) no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.
Cuando nos proponemos hacer la voluntad de Dios, pero comenzamos a buscar en los pasillos de nuestro corazón o en los rincones del alma, solo vamos a encontrar un fuego extraño de deseos carnales, de hacer las cosas para nuestro propio proposito.
Como cristianos competentes, para poder ser efectivos en la obra de Cristo, tenemos que buscar ese fuego que deshiela nuestros corazones; ese fuego que proviene del cielo:
(Hebreos 12:29. RVR1960) porque nuestro Dios es fuego consumidor.
David escucho hablar de la ley durante seis meses sin conmoverse. Pero cuando Dios envió al profeta Natán y salió el pecado de David a la luz, el fuego consumidor de Dios cayó sobre el, se escarcho su corazón helado, la palabra de Dios cobro vida en el y se arrepintió.
David permaneció por un tiempo frio y en una actitud pasiva para con Dios hasta que Dios prendió fuego santo en el.
¿Cuantos necesitamos que Dios prenda fuego Santo en nuestras vidas?
Gracia y Paz
Apóstol Juan Calo
Yom Teruah Ministries, Puerto Rico
CORREO ELECTRONICO: yomteruahministries@gmail.
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