Hoy día vemos por las redes
sociales, personas jactándose diciendo que viven en “santidad”, que “sus” iglesias
son iglesias de santidad imponiendo mandamientos y reglas espiritualizando con que: “Dios dijo”, que
tienen que vivir vidas austeras para alcanzar salvación haciéndose así mas
católicos que la orden de los monjes angústianos.
La llamada santidad que
muchos exigen y que dicen que predican, no es mas que una falsa doctrina que se
conoce como PERFECCIONISMO.
El
perfeccionismo considera los pecados como actos o un conjunto de acciones, y
que es posible ser PERFECTO, vivir sin pecar, cuando NO haces lo que ellos
consideran que es “malo”.
Aseguran que
es posible ser salvo por obras, y que todo aquél que alcanza la PERFECCIÓN
(vivir sin mancha y sin arrugas) “puede” ser salvo. Constantemente tiene a
especialistas (evangelistas) declarando que Cristo murió en vano o que la
muerte de Cristo NO fue suficiente.
De esta
manera, para ser salvo tienes que, en otras palabras, COMPLETAR la obra que
Cristo hizo en la cruz del calvario, como decía Yiye Ávila: “después que usted
es salvo, tiene que mantener la salvación”.
Esta enseñanza
es peligrosa ya que pone al hombre como el protagonista en la victoria sobre el
pecado, dándole estima a la fuerza de voluntad del hombre, subestimando el
pecado, enseñando que es posible salvarse SIN Cristo.
Concepto de la perfección griega.
Los
griegos entendían por perfección cuando un hombre llegaba a ser totalmente
bondadoso y una vez habiéndolo alcanzado, ya no podía ser malo. La PERFECCIÓN para
el pensamiento griego es estática, tiene un tope, era perfecto si no se
equivocaba, como dicen muchos religiosos “santidad por dentro y por fuera”.
Los
griegos entendían el concepto de que alguien podía llegar a ser perfecto porque
para ellos ser perfecto era ser buen hombre que hacia buenas obras. El hombre era medido según lo
que hacia. Si hacía malas obras era IMPERFECTO, y si hacía buenas obras era PERFECTO.
De
aquí sale la falsa enseña de que existen dos tipos de cristianos:
1-
Cristianos espirituales.
2-
Cristianos mundanos.
El
concepto griego de perfección era así porque su entendimiento del pecado
consistía en que el pecado era actos, hechos, acciones, obras. De esta
manera si en un momento el hombre no hacía obras malas había alcanzado la PERFECCIÓN
y por ende era perfecto. Muchos fueron considerados perfectos, pues moralmente
habían alcanzado dominar sus malas costumbres.
Al
igual que los griegos, las iglesias que se autodenominan iglesias de santidad,
miden a sus devotos por el cumplimiento en el ejercicio de la religión o lo que
ellos llaman “sana doctrina” que no son mas que creencias que ellos tienen.
Por
ejemplo: una persona dejó de hacer lo malo según el concepto de pecado que ellos
tienen y afirman que alcanzó la santidad.
Es
por esta razón que este tipo de iglesia promocionan como evangelistas a
personas que salieron de las drogas, salieron de la cárcel, artistas, personas
que abandonaron un estilo de vida que ellos consideran pecaminoso y comienzan a
vender los testimonios de iglesia en iglesia.
El
PERFECCIONISMO enseña que es posible vivir sin pecado en un momento de la vida.
No obstante, este concepto o enseñanza es producto claramente de una mala
comprensión bíblica porque consideran que el pecado es un conjunto de actos
cualitativos. Así que según el perfeccionismo, en el momento que el hombre deja
de pecar ha alcanzado la PERFECCIÓN o entera santificación.
(Salmos 19:7 RVR
1960) La ley de Jehová es PERFECTA, que convierte el alma;
El testimonio de
Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.
El Salmo 19:7
afirma que la ley de Dios es PERFECTA, es por esa razón que no podemos ser
justificados por ella, por que la ley es perfecta pero nosotros NO LO SOMOS.
En la Biblia
encontramos un Dios que demanda que el hombre viva en santidad y perfección absoluta:
(1
Pedro 1:16.RVR1960) porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo.
(Mateo
5:48.RVR1960) Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que
está en los cielos es perfecto.
¿Se contradice Dios exigiendo santidad y
perfección a criaturas imperfectas?
“En ninguna
manera”, nos dice literalmente Romanos 3:31 que actuando por la fe no invalidamos
esa demanda de Dios, la ley misma que Él entregó al hombre, sino que mediante
la revelación que la ley nos aporta, la realidad de no poder cumplir con lo que
Dios pide, para que lleguemos a reconocer la necesidad que tenemos de acogernos
a la obra de Otro que sí cumplió con la ley, que es perfecto, y esa persona se
llama Jesucristo.
Es por medio de Su obra justificadora y
santificadora es que alcanzamos cumplir con la demanda de Dios. Ya no somos
vistos a la luz de nuestra incapacidad, imperfección, sino que somos vistos a
través de aquel quien es “sin mancha ni arrugas”, Cristo Jesús.
Nuestra
injusticia, nuestra incapacidad de llegar a agradar a Dios hace resaltar
precisamente, la justicia de Dios. Quizá es justamente a la luz de nuestra
imperfección donde somos más conscientes de la distancia establecida entre la
santidad inmutable de Dios y nuestra incapacidad de agradar a Dios por nuestra
perseverancia que nos hace dependientes de la obra de Cristo.
De aquí que las
buenas nuevas de salvación es para los pobres de espíritu, partiendo de esa
percepción de nuestra incapacidad de ser santos por nuestras obras o prácticas
religiosas las que nos permite asirnos de la única obra que Dios considerará aceptable
de cara a la eternidad, la de Su Hijo en la cruz.
Todos nuestros
esfuerzos por alcanzar la perfección con practicas religiosas y creencias son
que los pastores y concilios tienen, a la luz de la gloria de Dios, son como
trapos de inmundicia (Is. 54:6). Así, la perfección que Dios exige NO ES UNA
PERFECCIÓN EN TÉRMINOS DE ESFUERZOS HUMANOS.
La demanda del
Creador tiene que ver con algo más profundo que la simple apariencia de
perfección o lo que nosotros podemos entender por santidad. Va más allá,
profundiza en nuestras intenciones, motivaciones, deseos, en el objeto mismo de
nuestros afectos; la actitud que tenemos hacia las doctrinas de la gracia que
son la columna vertebral del evangelio.
El rey David
aconseja a su hijo Salomón diciéndole una gran verdad en este sentido:
(1 Crónicas
28:9.RVR1960) Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele
con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los
corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le
buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
¿Es posible
que con alguna jactancia, poniendo fotos del antes y después, vistiéndonos
piadosamente o haciendo actos de piedad podamos “atribuirnos” el sentimiento de
haber alcanzado la meta? ¿Podemos alcanzar esa perfección por algo que nosotros
hagamos?
Queda excluida
esta opción sin contemplación alguna, ya que a la luz del mensaje bíblico sólo
podemos alcanzar lo que Dios demanda mediante el regalo gratuito que ese mismo
Dios proporciona al hombre: Su gracia inmerecida que incluye tanto la
justificación imputada, como la santificación.
Por encima de
todo orgullo religioso y jactancia por logros en el ejercicio de la religión
les digo que santidad sin Cristo, ¡no gracias!
Entonces los
perfectos, los que no cometen pecados dirán: Pero en Mateo 24:13 dice “pero el
que persevere hasta el fin ese será salvo”.
Hermanos,
aislar un texto bíblico esta encontra de las reglas de la hermenéutica; los
manuscritos que formaron el canon bíblico se leían de corrido, no estaban
divididos por capítulos y versículos como los tenemos hoy.
Mateo 24,
Jesús, se refiere a la nación de Israel en los últimos días pues la iglesia NO existía.
Israel sufrirá tiempo de persecución y los que perseveren hasta el fi serán
salvos físicamente de las persecuciones. También es un error buscar el rapto en
Mateo 24 por que no es un mensaje para la iglesia.
¿De donde
salieron estas ideas del perfeccionismo?
Surgió del
pelagianismo y luego del Wesleyanismo, ambas doctrinas tienen errores en
definir el pecado y equivocaciones en cuanto a la doctrina de santificación
cuando afirman que se puede alcanzar por autodeterminación (perseverancia).
El
Pelagianismo enseña que la perfección en santidad es alcanzable simplemente
por arrepentirse y escoger no pecar más. El Pelagiano más famoso de la historia
que enseñó esto fue Charles Finney del siglo 18 conocido como el padre del
evangelismo moderno y los métodos pragmáticos.
El
Wesleyanismo enseña que la perfección en santidad es una segunda obra de
gracia, subsecuente a la regeneración, que se lleva a cabo por un simple acto
de fe producido por el hombre. Al creer por iniciativa propia, el creyente es
santificado enteramente de toda la contaminación del pecado original, a fin de
llegar a ser perfeccionado en santidad por “su” perseverancia.
Tanto el arrepentimiento (renovación de la mente)
como la santificación son procesos progresivos en TODA la vida del creyente. La
santificación es un proceso continuo donde el Espíritu Santo nos va limpiado del
pecado que mora en nosotros para ser renovado cada vez más a la imagen de Dios
en justicia y santidad.
Podemos
decir que es un proceso que conlleva mortificación (Col. 3:5) y renovación
(Col. 3:10) llevado a cabo por la obra de la gracia (favor de Dios) y del poder
del Espíritu Santo en la vida del creyente mientras el creyente persevera para
madurar en semejanza a Cristo (2 Cor. 7:1). Este proceso jamás llega a
consumarse en esta vida (1 Jn. 1:8).
La Biblia enseña que la perfección solamente se logra después de
la muerte o en el rapto cuando el espíritu es perfeccionado para entrar en la
presencia inmediata de Dios (Heb. 12:23).
Hermanos, pocos cristianos conocen el cristianismo histórico y
los grandes avivamientos genuinos que cambiaron la historia. Martin Lutero
perteneció a la orden de los monjes angústianos o sea, la medula ósea del
catolicismo medieval donde ningún esfuerzo era suficiente para llegar a agradar
a Dios.
Inclusive Martin lo sacaban casi muerto de la nieve donde se
acostaba sin cobija como acto de penitencia; no fue hasta que leyó la Biblia y comprendió
por inspiración del Espíritu Santo las doctrinas de la gracia, saliendo de los
monasterio y cambiando el curso de la historia.
Dos hombres que vivían encerrados entre el catolicismo medieval
y las doctrinas de la gracia, Martin Lutero y Juan Calvino sacaron a la iglesia
de los monasterios devolviéndola a la Biblia, los hombres con sus reformas
religiosas, en su afán de gobernar a los demás, devolvieron la iglesia a los
monasterios.
Nuestras vidas tienen que estár por debajo del
evangelio, cuanto mas conocemos de la salvación por la gracia de Dios, mas nos
alejamos del pecado como dijo el apóstol Pablo:
(Romanos
7:24.RVR1960) !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo
de muerte?
Varias preguntas tengo para los PERFECTOS:
1-¿Que pecado hace que una persona pierda la
salvación?
2-¿En que momento una persona pierde la salvación?
3-¿Como ustedes pueden asegurar que las personas que
pasan al freten en los llamados de los “especialistas” son salvos?
4-¿Como usted sabe que las cosas que usted hace le
agradan a Dios?
5-¿Cuantas cosas tiene que hacer para agradar a
Dios?
6- ¿Por cuanto tiempo tiene que hacerlas?
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