Publicado en Face Book 15/septiembre/2012
Editado 2/octubre/2018
¿NUESTRA SALVACIÓN DEPENDE DE DIOS O DEPENDE DE ALGO QUE ELIJAMOS HACER?
Juan 5:21 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
En cuanto al tema de la salvación se refiere, existen dos posturas, una legítima y una herética:
A)-EL MONERGISMO sostiene que la regeneración del pecador es una obra enteramente de Dios, en la cual el hombre no tiene participación alguna. El cristianismo es MONERGISTA.
B)-EL SINERGISMO sostiene que si bien el hombre fue afectado por la caída, aun así retiene la capacidad innata para dar el primer paso hacia la salvación, y así colaborar en su regeneración (salvación) es decir ya no sería solo Dios el responsable sino el hombre en colaboración con Dios. Las sectas son SINERGISTAS.
LO QUE VOY A EXPONER NO ES ALGO NUEVO
Vamos a remontarnos al Siglo V donde ocurrió una pugna entre el monje Pelagio y el obispo Aurelio Agustín.
Pelagio fue un monje quien vivió en Bretaña en el Siglo V. Él fue contemporáneo del más grande teólogo de la historia de la iglesia Aurelio Agustín, también conocido como “San Agustín el doctor de la gracia”, obispo de Hipona en el Norte de África. Agustín no solo fue un prodigioso teólogo, también fue un hombre de profunda espiritualidad y de oración. Agustín hiso una oración la cual fue objeto de un litigio por parte de su opositor Pelagio, la oración dicta de la siguiente forma:
“Oh Dios, ordena lo que quieras, y concédeme hacer lo que ordenas”
Pelagio cuando escuchó esta oración, protestó con boca de jarro, tanto que apeló a Roma para conseguir que esta oración de la pluma de Agustín fuera censurada. Porque he aquí, que Agustín dijo:
“¿Estás diciendo Agustín, que Dios tiene el derecho inherente (que por su naturaleza está inseparablemente unido a algo) de ordenar cualquier cosa que desee de sus criaturas?
Nadie va a disputar sin importar el trasfondo denominacional, la afirmación de Agustín. YAHWEH inherentemente, como creador de los cielos y la tierra, tiene el derecho a imponer obligaciones sobre sus criaturas y decir, “debes hacer esto y no debes hacer eso.” La expresión “ordena cualquier cosa que quieras” es una oración incuestionablemente legitima.
Agustín dijo, “y concédeme hacer lo que ordenas” y Pelagio dijo:
“¿De qué estás hablando? Si Dios es justo, si Dios recto y Dios es Santo, y Dios ordena de la criatura hacer algo, ciertamente que la criatura debe tener el poder en sí misma, la habilidad moral en sí misma, para llevarla a cabo o Dios nunca demandaría esto en primer lugar.”
Ahora esto tiene sentido, ¿no es así? Lo que Pelagio estaba diciendo es que la responsabilidad moral siempre y en todo lugar implica tener la capacidad moral para cumplir. Entonces Pelagio dijo:
¿Por qué deberíamos orar, “Dios concédeme, dame el don de ser capaz de hacer lo que me ordenas que haga?”
Pelagio vio en esta declaración una sombra que estaba siendo puesta sobre la integridad de Dios mismo, quién requería responsabilidad de la gente para hacer algo que no podían hacer.
En este debate, Agustín dejó claro que en la creación, Dios no mandó a Adán y Eva nada que fueran incapaces de hacer. Pero una vez que la trasgresión entró y la humanidad llegó a estar caída, la ley de Dios no fue cancelada ni Dios la ajustó rebajando sus requerimientos santos para acomodarlos a la débil condición caída del hombre.
Dios enjuició a su creación por el pecado original, por el cual fueron apartados de su presencia y sentenciados a muerte (Génesis 3:19), por lo que cada uno que nace en este mundo después de Adán y Eva, nace ya muerto en pecado (el pecado lo gobierna).
(Romanos 3:23.RVR1960) por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
La naturaleza pecaminosa no es el primer pecado. Este es el resultado del primer pecado; se refiere a nuestra corrupción inherente, por la cual nacemos en pecado, y en pecado fuimos concebidos (Salmos 51:5). No nacemos en un estado neutral de inocencia, sino que nacemos en una condición pecaminosa y caída.
Este es precisamente el punto que estuvo en la batalla entre Agustín y Pelagio en el siglo quinto. Pelagio dijo:
“No hay tal cosa como pecado original. El pecado de Adán afectó a Adán y solamente a Adán. No hay trasmisión o trasferencia de culpa o caída o corrupción a la progenie de Adán y Eva. Cada uno es nacido en el mismo estado de inocencia en el cual Adán y Eva fueron creados”.
Además Pelagio dijo:
“Es posible para una persona vivir una vida de obediencia a Dios, una vida de perfección moral, sin ninguna ayuda de Jesús ni de la gracia de Dios”. Pelagio dijo: “la gracia facilita la justicia”.
Pelagio quiso decir que la gracia ayuda, hace más fácil, hace más sencilla, pero usted no tiene que tenerla. Usted puede estar perfectamente sin ella. Pelagio declaró aún más, que no es solamente posible de manera teórica para algunos individuos vivir una vida perfecta sin la asistencia de la gracia divina, sino que de hecho hay personas que lo hacen.
Agustín dijo con boca de jarro:
“No, no, no, no… nosotros estamos por naturaleza infectados por el pecado, hasta las profundidades y raíz de nuestro ser a tal punto que no hay ser humano que tenga el poder moral para arrepentirse por sí mismo y cooperar con la gracia de Dios.
La voluntad humana, como resultado del pecado original, permanece sin tener el poder de escoger, sino que es esclava de sus malos deseos e inclinaciones. La condición de la humanidad caída es tal que Agustín podía describirla como incapacidad para no pecar. En términos sencillos, lo que Agustín estaba diciendo es que en la caída, el hombre perdió la capacidad para cumplir con la voluntad de Dios, mucho menos para hacer buenas obras y quedó cautivo a sus propias inclinaciones malvadas (Génesis 6:5).
En el siglo quinto la iglesia condenó a Pelagio como hereje. El PELAGIANISMO fue condenado en el Concilio de Orange, y fue condenado de nuevo en el Concilio de Florencia, el Concilio de Cartago, y también irónicamente, en el Concilio de Trento en el siglo dieciséis en los primeros tres anatemas de los Cánones de la Sexta Sesión.
Por lo tanto, consistentemente a través de la historia de la Iglesia se ha condenado firme y completamente el Pelagianismo porque el Pelagianismo niega la caída de nuestra naturaleza; éste niega la doctrina del pecado original.
POR TANTO LA VERDADERA IGLESIA DE CRISTO ES MONERGISTA.
En el tiempo de la Reforma protestante, todos los reformadores Lutero, Calvino, Zwinglio, estaban de acuerdo en un punto: la incapacidad moral de los seres humanos caídos para inclinarse a sí mismos a las cosas de Dios; que toda la gente, en el orden para ser salvas, estaban totalmente dependientes, no noventa y nueve por ciento, sino un cien por ciento dependientes de la obra de regeneración del Espíritu Santo como primer paso para venir a la fe, y que la fe es en sí misma un don de Dios.
(Hechos 2:47RVR 1960) “alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
La fe no es lo que estamos ofreciendo para la salvación y que naceremos de nuevo si escogemos creer. Sino que no podemos ni aún creer hasta que Dios en su gracia y en su misericordia primero abra NUESTRO CORAZON para escuchar la palabra (EL PLAN DE SALVACION) dando inicio a la obra soberana de regeneración.
En otras palabras, en lo que todos los reformadores estuvieron de acuerdo fue con, que a menos que un hombre nazca de nuevo, no puede ni ver el reino de Dios, ni puede entrar en él. La condición para poder tener fe es la regeneración.
(Juan 6:44RVR 1960) “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”.
¿QUE ES EL SEMI PELAGIANISMO?
Es una posición entre las ideas de Agustín y Pelagio (pelagianismo disfrazado). El semi pelagianismo dicta de la siguiente manera:
Sí, hubo una caída; sí hay tal cosa como pecado original; sí, la constitución de la naturaleza humana ha sido cambiada por este estado de corrupción y todas las partes de nuestra humanidad han sido significativamente debilitadas por la caída, a tal punto que sin la asistencia de la gracia divina ninguno puede tener la posibilidad de ser redimido, por consiguiente la gracia no es únicamente útil sino necesaria para la salvación.
Pero, aún cuando estamos tan caídos que no podemos ser salvos sin la gracia, no estamos tan caídos que no podamos tener la capacidad para aceptar o rechazar la gracia cuando nos es ofrecida. La voluntad está debilitada pero no es esclava. Hay remanentes en el centro de nuestro ser, una chispa de justicia que permanece intocable por la caída. Es la respuesta de esta pequeña chispa de justicia, ésta pequeña pieza de bondad que está intacta en el alma o en la voluntad lo que hace la diferencia determinante entre el cielo o el infierno.
Es esta pequeña chispa que debe ser ejercida cuando Dios lleva a cabo sus miles de pasos para alcanzarnos, pero en el análisis final es un paso que debemos tomar el que determina ya sea el cielo o bien el infierno, el ejercitar ésta pequeña isla de justicia que está en el centro de nuestro ser o no hacerlo.
Agustín no reconoció esta pequeña chispa, ni aún como un arrecife de coral en el Pacífico sur. Él dijo que ésta era una chispa mitológica, que la voluntad estaba esclava, y que el hombre estaba muerto en sus delitos y pecados.
La Iglesia organizada condenó el semi-Pelagianismo tan duramente como lo hizo cuando condenó el Pelagianismo original. Pero, si nos remontamos al siglo dieciséis y lee el entendimiento Católico sobre el tema referente a la salvación del hombre, ciertamente la iglesia católica había repudiado básicamente lo que Agustín enseñó y también lo que Tomas de Aquino enseñó adoptando una postura SINERGISTA con respecto al tema de la salvación del hombre.
La Iglesia (que se constituyó como católica con la aparición de la figura del papa) concluyó que hay remanentes de esta libertad que están intactos en la voluntad humana y que el hombre debe cooperar con la gracia y asentir con la gracia precedente que es ofrecida a ellos por Dios. Si ejercemos esta voluntad, si ejercemos una cooperación con cualquiera de los poderes que en nosotros han sido dejados, seremos salvos. Y por lo tanto en el siglo dieciséis la Iglesia volvió a abrazar el semi-Pelagianismo.
De igual forma muchas denominaciones evangélicas practican el semi-pelagianismo como dogmática heredada de la iglesia católica (la llamada “sana doctrina” o salvación por esfuerzos humanos).
EN BASE A ESTO PODEMOS DECIR QUE LAS SECTAS SON SINERGISTAS.
El evangelismo moderno casi uniformemente y universalmente enseña que en el orden para que una persona sea nacida de nuevo, debe primero ejercer fe. Tienes que escoger nacer de nuevo. ¿No es esto lo que escuchas? “Venga al altar y de el paso de fe”. ¿Podrá un muerto espiritual producir fe? ¿Quién es el autor de la fe?
(Hebreos 12:2RVR1960) puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Como el hombre puede producir fe si esta muerto en el pecado. Lázaro cuando fue sepultado no tenia elección, no podía elegir ser resucitado, no había fe en el porqué estaba muerto.
El caso que yo cito para ilustrar la obra monergísta, del Espíritu Santo es el caso de Lidia:
(Hechos 16:14RVR1960) “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía”.
Nos dice que el Señor ACTUÓ en Lidia abriendo su corazón para que escuchara la predicación de Pablo, Jesús deposito fe en ella para que alcanzara salvación, de otro modo las palabras de Pablo hubieran caído en oídos sordos. Por tal razón es que hay que gemir por las almas, clamar por los que se pierden, porque es el Espíritu Santo quien hace la obra de convertir los muertos espirituales en cristianos.
LA DOCTRINA SEMI-PELAGIANA DEL LIBRE ALBEDRÍO
El libre albedrío es la facultad de escoger aquello que tienes el poder, en ti mismo, de escoger lo que deseas sea bueno moralmente o malo. Ahora, si quieres decir por libre albedrío la capacidad de los seres humanos caídos para inclinarse a sí mismos y teniendo voluntad propia para escoger las cosas de Dios sin la previa obra monergísta del Espíritu Santo, estarás diciendo una herejía aun que sea de buena voluntad.
Muchas veces enseñamos cosas de buena fe pero decimos cosas indebidamente, yo lo he hecho a causa de las antiguas enseñanzas. La doctrina semi-Pelagiana del libre albedrío que prevalece en el mundo evangélico de hoy es un punto de vista HERETICO que niega la cautividad del corazón humano en el pecado. Esta visión desestima el dominio que el pecado tiene sobre nosotros cuando no estamos en Cristo.
Muchos cristianos evangélicos dicen que vinieron a Cristo porque tomaron la mejor decisión, porque decidieron hacer las cosas bien moralmente y alegan que sus familiares y amigos no lo hicieron. Entonces, ¿a caso los familiares y amigos son menos inteligentes o tienen un menor sentido del uso de la razón?
¿Están confiando en ellos mismos para alcanzar salvación? Ciertamente en una obra que han elegido hacer de aceptar a Cristo por voluntad propia. El punto de vista de la salvación de muchos cristianos evangélicos no es diferente al punto de vista de la salvación que tienen los católicos romanos.
Lázaro no fue levantado de entre los muertos sino hasta que le fue ORDENADO resucitar. De igual forma los que andan muertos en sus pecados, no pueden venir a la vida al menos que sean CONCEBIDOS por el Espíritu Santo.
¿Es nuestra salvación, depende totalmente de Dios o depende finalmente de algo que hagamos por nosotros mismos?
(2 Timoteo 1:9RVR1960) “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”
Lamentablemente muchos cristianos de hoy se APOYAN de cosas inseguras. En esencia poner nuestra confianza en nosotros mismos no es diferente que confiar en las obras de uno mismo, y el uno es tan sub-cristiano y anti-cristiano como el otro.
El libre albedrio del hombre para escoger ser salvo y la justificación por sus propias obras (cumplir con las doctrinas de hombres) estos puntos de vista son los que predominan en muchas denominaciones. Y así como el semi-Pelagianismo es en esencia es un hibrido del Pelagianismo verdadero, de igual manera éste es el mismo que prevalece en muchas iglesias.
Podemos ver que la iglesia evangélica no fue reformada totalmente de la litúrgica y dogmática católica. La iglesia (la totalidad de los cristianos) tiene que volver a las enseñanzas de los evangelios y de los primeros apóstoles. Hasta que nos humillemos y entendamos que ningún hombre tiene una chispa de justicia de en su corazón, que somos completamente dependientes de la pura gracia de Dios para nuestra salvación, no podremos descansar sobre la gracia y regocijarnos en la grandeza de la soberanía de Dios, hasta que no desechemos la influencia apostata del humanismo que exalta y coloca al hombre en el centro del cristianismo. Hasta que esto no suceda, no veremos a la iglesia funcionando con la plenitud por la cual fue constituida.
Recuerden que nosotros nacimos como criminales ante los ojos de Dios; Jesús se puso de nuestra parte como un abogado para que en el juicio de la cruz fuéramos declarados absueltos de toda culpa. El Espíritu Santo es quien toca nuestro corazón para que le pongamos asunto al mensaje del predicador. La santidad de Dios nos convencerá de pecado y nos llevara a reconocer nuestra condición de separación y a confesar el pecado, para que entonces recibamos el consuelo, el perdón, la justificación, sea quitada la conciencia de pecado viniendo a ser hijos de un Dios Santo.
LA ENSEÑANSA CORRECTA MONERGISTA DESTRUYE LAS DOCTRINAS DOMINIONISTAS.
Si la clara enseñanza es que el avivamiento del hombre, junto con su regeneración, es un acto enteramente de Dios, y que Dios solamente obra en aquellos que él ha elegido, esto reduce a ruinas humeantes la creencia herética de que si se logra identificar (utilizando la demonología) y “atar” al principado que gobierna en tal o cual ciudad, mediante la “guerra espiritual” todos los que habitan esa tal o cual ciudad se convertirán.
De esto podemos entender la tenaz resistencia de parte de la iglesia evangélica organizada hoy día que se levanta contra EL MONERGISMO; los movimientos políticos y religiosos tienen como meta destruir el verdadero CRISTIANISMO MONERGISTA por cuanto presenta un serio obstáculo para LOS MOVIMIENTOS DOMINIONISTAS que trabajan para el establecimiento del nuevo orden mundial (reino ahora).
Establecer claramente de si la Biblia enseña el monergismo o el sinergismo, nos llevara a la comprensión de todo el cuerpo de verdad respecto a la gracia de Dios. Por otro lado, nos librara de caer en el oscurantismo en que lamentable y tristemente ha caído gran parte de una cristiandad que cree que debe ungir con aceite las calles de una ciudad “para que las almas se convierten “, o “subir a un monte para realizar un DESPOJO en los lugares altos y clavar una estaca para que se desate el poder convencedor del Espíritu Santo”, “tocar shofares para despojar los aires” o “la muchachería que tienen como INTERSECCESORES DE LIBERACIÓN”, “haciendo despojos a las personas con conjuros que realizan con movimientos de manos y soplando para que se vallan los malos espíritus”.
(Juan 8:32.RVR1960) y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
CONOCEREIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARA LIBRES, libres del oscurantismo y del humanismo que embarga a todos aquellos que rechazan y hasta repudian la clara enseñanza monergísta.
Gracia y paz.
Apóstol Juan Calo
Yom Teruah Ministries®
Pentecostales Reformados
Puerto Rico
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