jueves, 18 de junio de 2015

47. Parte #1 ENTENDIENDO LAS RESTRICCIONES E IMPOCICIONES DE PABLO A LAS MUJERES CRISTIANAS DEL PRIMER SIGLO




ENTENDIENDO LAS RESTRICCIONES E IMPOCICIONES DE PABLO A LAS MUJERES CRISTIANAS DEL PRIMER SIGLO


En los tiempos de la iglesia temprana (finales del primer siglo), la autoridad de Pablo como apóstol de los gentiles, fue reclamada por grupos  quienes no veían conveniente el protagonismo de la mujer en los cleros que impusieron a la iglesia.

Por el contrario, para ellos fue favorable acomodar el rol y comportamiento de la mujer cristiana a las formas de comportamiento que imponía la sociedad “greco-romana y judía” patriarcal de aquel entonces imponiendo a la mujer cristiana el rol de “MATRONAS” (en la antigua Roma, madre de familia respetable).


A esta ideología (que en el tiempo de Pablo tuvo un propósito) pertenecen las llamadas Cartas Pastorales (1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito) y la mayoría de los exegetas modernos concuerdan con la interpolación (situación o colocación de una cosa entre otras, especialmente de palabras o fragmentos en un texto ajeno) fue hecha en 1 Corintios 14:33-35, que refleja la misma ideología y la misma situación eclesial posterior que aparecen en las cartas pastorales.

Hermanos realmente no fue Pablo quien impuso arbitrariamente normas y restricciones a las cristianas, fue la sociedad patriarcal romana, griega, judía quien imponía estas normas.

La ideología patriarcal ha sido utilizadas por DENOMINACIONES cristianas evangélicas, especialmente por el pentecostalismo para imponer a las mujeres “penitencias” tales como:

1- El restringir el cortarse el cabello.
2- En algunas casos el uso de velos en la adoración corporal.
3- La imposición arbitraria del uso de faldas largas acompañado de la prohibición al uso del pantalón.
4- Prohibición del atavió, en los casos más ortodoxos prohíben el aseo corporal como el no rasurarse la asilas y las piernas.
5- El someterse como servidumbre a los maridos obligadas a tolerar todo tipo de abuso sicológico y corporal.
6- La prohibición a la mujer de ostentar posiciones eclesiásticas.

A todo esto, justifican estas penitencias (acción sacrificada que una persona realiza como manifestación exterior de su devoción) ALEGANDO que es “sana doctrina”, que es vivir en “santidad” y quien no practica tales creencias, es “mundano” o “liberal”.

Lo que muchos no saben es que ser pentecostal no es lo mismo que practicar pentecostalismo. Ser pentecostal es experimental a Cristo en nuestra vida diaria por medio del Espíritu Santo. Es tanto así que cuando un verdadero pentecostal comete pecado, está exponiendo al Espíritu Santo al pecado contristándolo (Efesios 4:30).

Cuando hablamos de pentecostalismo estamos hablado de un sincretismo de dogmas que provienen del catolicismo, metodismo arminiano y anabaptismo. Cuando el movimiento pentecostal se organizó y tuvieron la necesidad de tener una teología, condujeron la doctrina de la entera santificación de John Wesley al pelagianismo.

Los que dicen defender la “sana doctrina” lo que en realidad están defendiendo es el antiguo pelagianismo.

Pelagianismo es una herejía del quinto siglo formulada por el monje Pelagio quien vivió a finales del siglo IV y principios del siglo V d. C.  La filosofía de Pelagio decía que los seres humanos nacían inocentes, sin la mancha del pecado original o heredado.

Él sostenía que Dios creó directamente a cada alma humana, y por lo tanto, cada alma humana estaba originalmente libre de pecado. Pelagio creía que el pecado de Adán no afectó a su posteridad. Decía que Dios no podía exigir algo de los hombres si este no tenia la capacidad para cumplir con lo que Dios exigía. Además decía que el hombre NO necesitaba de la gracia de Dios para ser salvo, sino que con sus OBRAS religiosas se podía salvar.

Escuchaste alguna vez decir: “una vez usted es salvo tiene que mantener la salvación”, esta es una afirmación pelagianista la cual afirma que el hombre no necesita de la gracia de Dios para ser salvo; en otras palabras lo que quiere decir es que usted por su “libre albedrio” acepta a Cristo y con su fuerza de voluntad en el ejercicio de la religión persevera hasta el fin y se salva. Esto es una herejía.

Son miles los que dicen ser pentecostales de la cabeza a los pies, cuando en realidad son pelagianista que ni siquiera son cristianos.

Los malos entendidos doctrinales provienen de herejías recicladas y como la mayoría del pueblo cristiano padece de analfabetismo histórico y bíblico, les pasan herejías recalentadas como si fueran “sana doctrina” las cuales defienden con uñas y dientes.

Continua en Segunda Parte…..



APOSTOL JUAN CALO
Yom Teruah Ministries, Puerto Rico
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