LA MUJER EN EGIPTO Y ROMA
Las mujeres egipcias tenían los mismos derechos
jurídicos que los hombres por la fuerte adoración idolatra a la diosa “Isis”.
La mujer podía comprar, vender, y prestar dinero. También se le permitía
presentar ante el gobierno solicitudes de apoyo o de ayuda, iniciar el divorcio
y pagar impuestos. La hija mayor podía convertirse en la heredera legítima.
NOTA: Isis (del griego antiguo Ίσις) es el
nombre griego de una diosa de la mitología egipcia. Su nombre egipcio era Ast,
que significa trono, representado por el jeroglífico que portaba sobre su
cabeza. Fue denominada "Gran maga", "Gran diosa madre",
"Reina de los dioses", "Fuerza fecundadora de la
naturaleza", "Diosa de la maternidad y del nacimiento". De aquí
podemos entender la historia de Cleopatra VII y su protagonismo como reina de
Egipto.
En Roma, la autoridad del padre era primordial.
Las jóvenes romanas eran "vendidas" en su nombre y puestas en las
manos de su futuro esposo. Tanto las hijas como los hijos eran educados, los
muchachos hasta los 17 años, las jóvenes hasta los 13 años, edad en que
presumiblemente debían casarse. Las mujeres romanas no podían conducir negocios
en su propio nombre, pero podían obtener la ayuda de un amigo o pariente
masculino quien podía actuar como su agente.
Las mujeres tenían derechos hereditarios y
también el derecho a divorciarse. Las mujeres romanas no podían votar o
desempeñar cargos públicos. Sin embargo, las MATRONAS romanas tenían poder e
influencia porque eran las cabezas de sus hogares y las administradoras de sus
negocios mientras sus maridos peleaban con las legiones del Cesar.
El Cristianismo de los primeros tiempos se
extendió rápidamente en el mundo romano debido en gran parte a la influencia de
las matronas romanas con grandes recursos. En las culturas gentiles existía la
adoración idolatra de deidades femeninas (Afrodita en Corintio), las mujeres
disfrutaron de una condición socioeconómica más alta, pero tenían la fuerte
responsabilidad de honrar el patriarcado.
NOTA: Afrodita (en griego antiguo Ἀφροδίτη) es,
en la mitología griega, la diosa del amor, la lujuria, la belleza, la
sexualidad y la reproducción. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura
moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que normalmente no era
el amor en el sentido cristiano o romántico, sino específicamente Eros
(atracción física o sexual). Su equivalente romana es la diosa Venus.
LAS MUJERES EN EL JUDAÍSMO
Las mujeres hebreas de la antigua Palestina
estaban entre las más pobres del mundo en la época de Jesús. Esto era
probablemente porque no tenían derechos hereditarios y no podían divorciarse ni
aún por motivos legítimos. Los hombres hebreos podían divorciarse de sus
mujeres por cualquier motivo, desde quemar la cena (Hillel) hasta el adulterio
(Shammai).
Pero aún así, las mujeres hebreas no estaban
autorizadas a pedir el divorcio a sus maridos. En una cultura en la cual la
mujer no sobrevivía a menos que fueran parte de un hogar patriarcal, el
divorcio o la viudez podía tener consecuencias desastrosas (Libro Rut).
A la luz de esta observación, la proscripción
del divorcio establecida por Jesús es significativamente protectora de las
mujeres. La resurrección del hijo de la viuda de Naím es otro ejemplo de la
compasión de Jesús por la pobreza de las mujeres atrapadas en el patriarcado.
Las mujeres del judaísmo primitivo proclamaban
la ley, la historia de Israel y profetizaban como fue el caso de Débora, pero
en la época de Cristo no podían leer la Torá en la Sinagoga debido a su
periódico "estado de impureza". El tema de si una mujer debía ser
educada en la Torá era ampliamente debatido.
De acuerdo con la tradición oral, solo las
esposas de los Rabinos recibían esta educación. De acuerdo con la legislación
judía, las mujeres no podían ser testigos ni podían enseñar las leyes. Las
mujeres no tenía roles religiosos o de liderazgo en el judaísmo del primer
siglo. En un país gobernado por una élite religiosa, esto significaba que ellas
eran invisibles y no tenían poder alguno.
LAS MUJERES EN LOS EVANGELIOS
Las mujeres eran invisibles para los ojos de los
religiosos excepto para Jesús, quien tal como demuestran los Evangelios, tenía
un afecto especial por aquellos quienes eran marginados por otros. El concepto
que tenia de las mujeres, es digno de admirar. Jesús acogió a las mujeres entre
sus discípulos más allegados:
(Lucas 8:1-3. RVR1960) “Aconteció después, que
Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio
del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas
de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la
que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes,
y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”.
Las mujeres no eran mencionadas en los textos
antiguos a menos que tuvieran prominencia social. La implicación clara de este
texto es que las mujeres de dinero patrocinaron la misión en Galilea. Jesús dio
la bienvenida a las discípulas femeninas en su entorno para que escucharan sus
enseñanzas sobre el Padre junto con los discípulos masculinos. Esto era
verdaderamente inusual en una cultura patriarcal, ya que las mujeres
normalmente no podían dirigirse a los hombres en público, y mucho menos andar
por los caminos con ellos.
La inclusión radical de las mujeres realizada
por Jesús también queda ilustrada por la historia de Marta y María. María asume
su lugar a los pies de Jesús, el lugar ocupado tradicionalmente por los varones
dedicados a los estudios rabínicos. Marta, (tal como sucede aun actualmente
entre las mujeres cuando se desafían las leyes del patriarcado), protesta. Pero
Jesús elogia la sed de conocimientos de Dios expresada por Marta: "María
ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará." (Lucas 10:38-42)
En todos los Evangelios, vemos que Jesús desafía
los preceptos patriarcales profundamente establecidos:
1-que sólo las mujeres llevan la carga del pecado
sexual; que las mujeres cananeas y samaritanas deben ser rechazadas y
repudiadas.
2-que los hijos pródigos deben ser desheredados.
En cambio, Jesús desafío a los hombres a aceptar
su complicidad en el adulterio, como hoy
desafía a la iglesia que dice: “los hombres caen por que las mujeres los hacen
caer”.
La mujer samaritana se convierte en EVANGELISTA
cuando anuncio las buenas nuevas a su pueblo; el amor incontenible de la mujer
cananea por su hija es un ejemplo de la visión de Jesús con respecto a los
destinatarios de la Buena Nueva.
El llamado al apostolado de las mujeres junto
con sus hermanos varones se destaca aún más en los relatos de la Resurrección,
porque la proclamación de este hecho se basa fundamentalmente en el testimonio
de las mujeres. Los cuatro Evangelios muestran a María Magdalena, Juana, María
la madre de Santiago y José, Salomé y las otras mujeres discípulas que
acompañaron a Jesús hasta su muerte; ungieron y enterraron su cuerpo; vieron la
tumba vacía; y finalmente experimentaron su presencia ya resucitado.
El hecho de que el mensaje de la resurrección
fuera entregado primero a las mujeres es considerado por los estudiosos
bíblicos como la prueba más rotunda de la historicidad de los relatos de la
resurrección.
Si los textos que hablan de la resurrección de Jesús
hubieran sido inventados por los discípulos masculinos con la prominencia que tenían
en una cultura patriarcal, nunca hubieran incluido los testimonios de las
mujeres en una sociedad en la que eran rechazadas como testigos jurídicos. Al
principio, los apóstoles no creyeron en su mensaje. Y aún hoy, algunos
cristianos se niegan a escuchar la buena nueva si es proclamada por mujeres.
El Libro de los Hechos habla de "las hijas
de Felipe con don de profecía" (Hechos 21:9-10). Eusebio, el historiador
de los inicios de la iglesia, atribuye los orígenes apostólicos de las iglesias
de las provincias de Asia a su ministerio, reconociendo de esta manera que al
menos algunas mujeres eran transmisoras de la tradición apostólica.
Continua en próxima parte...
APOSTOL JUAN CALO
Yom Teruah Ministries, Puerto Rico
CORREO ELECTRONICO: yomteruahministries@gmail. com
Yom Teruah Ministries, Puerto Rico
CORREO ELECTRONICO: yomteruahministries@gmail.
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